Arte abstracto con leche, colorante y jabón

¿Qué pensáis de convertiros en unos artistas por un rato? Sólo necesitáis leche, colorante y un poco de lavavajillas. Y como por arte de magia haréis unas obras abstractas espectaculares!

¿Lo probamos? Y de paso descubrimos que todo esto es posible gracias a la tensión superficial.

Os lo explican Agnès (estudiante de 2º de ESO) y Damià (alumno de 4º de primaria). Los ha orientado su madre, Laia Pellejà, doctora en Nanociencia y Nanotecnología

¿Qué necesitamos?

Plato hondo
Bastoncillos de algodón
Leche
Lavavajillas
Colorantes alimentarios (3 gotas por color)

¿Cómo lo hacemos?

Añadimos leche en un plato hondo. Y luego colocamos 3 gotas de cada color de colorantes alimentarios.

A continuación introduce el bastoncillo en el jabón y luego toca la leche y el colorante con el.

¿Veis qué obras de arte más fantásticas podéis hacer?

¿Qué pasa?

En este experimento nuestro lienzo de leche no deja que los colorantes se disuelvan rápidamente porque la leche, además de agua, también contiene proteínas, grasas y otros componentes que provocan que los colorantes se queden concentrados.

Cuando tocamos la leche con el jabón, los colores se separan rápidamente. Esto es posible porque el jabón tiene la propiedad de romper la tensión superficial y alterar las uniones de las moléculas provocando la ruptura de esta tensión.

La tensión superficial es una propiedad de los líquidos que hace que la capa superficial se comporte como una piel, ya que las moléculas de agua se atraen entre sí y ejercen tensión.

El hecho de que luego los colores se vayan mezclando y disolviendo poco a poco es consecuencia del efecto del jabón sobre la leche. Y es que las moléculas de jabón tienen un lado liposoluble que se une a las grasas, mientras que el lado hidrosoluble hace que el jabón se disuelva en el agua. Por eso el jabón hace que la grasa, el agua y el resto de componentes de la leche se muevan facilitando de esta manera el movimiento de los colorantes.

Sabías que …? La tensión superficial es el fenómeno responsable por el que algunos insectos (como el zapatero) puedan flotar.