¿De qué está compuesto el aire?

¿Y Para qué sirven los gases?

El aire es la mezcla de gases que rodea al planeta Tierra.

Básicamente está formado por dos compuestos: nitrógeno (78%) y oxígeno (20,9%). Tiene una pequeña cantidad (0,93%) de Argón y porcentajes todavía menores de CO₂, Neón, Helio y metano. Por supuesto también hay vapor de agua, que en altura se encuentra en las nubes y cerca de la superficie se debe a los mares y ríos.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que la composición del aire varía con la altura: en particular, hay menos oxígeno en la cima de las montañas que a nivel del mar. Por eso nos cansamos más al hacer un esfuerzo en altura que a nivel del mar.

Las propiedades de cada uno de estos gases son muy diferentes. Y por eso, tener cada uno de estos gases por separado puede ser muy útil. ¡¡¡Separarlos es complicado, dado que hay que trabajar a temperaturas de más de 100 grados bajo cero!!!

¿Para qué sirven los gases?

Una vez tenemos los gases que componen el aire separados, vayamos uno a uno:

  • Oxígeno: es uno de los ingredientes imprescindibles para que se produzcan muchas reacciones químicas. Por no hablar de su utilidad en medicina.
  • Nitrógeno: muy utilizado para generar atmósferas inertes, fundamental para evitar explosiones o, por ejemplo, para preservar alimentos.
  • Argón: es un gas que tiene unas propiedades tan particulares que se emplea en múltiples aplicaciones industriales, tales como la fabricación de fluorescentes o en muchos aspectos relacionados con las soldaduras.

Y para acabar, hay gases que son contaminantes cuando se encuentran en capas bajas de la atmósfera, como el ozono, pero que en las capas más altas de la atmósfera es fundamental para la existencia de la vida en el planeta tierra, porque filtra los rayos ultravioletas, letales para la vida.

El aire está compuesto mayoritariamente de dos gases: nitrógeno y oxígeno, con pequeñas cantidades de otros gases como Argón o Neón. Cada uno de estos gases por separado tiene unas propiedades tan particulares, de forma que para separarlos y purificarlos se emplean equipos que trabajan a temperaturas mucho más bajas que las que se pueden encontrar en el polo Norte.

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